Llega el verano y es tiempo de muchas cosas, como de los capazos hechos a mano que he descubierto en la web lameretriz. El capazo, entre otras cosas, es uno de esos complementos que saco del armario en mayo y lo guardo en octubre. "Cabassets artesanals", como los llamamos aquí. Sí, los típicos capazos hechos a mano que, originariamente, se limitaban a un ámbito totalmente rudimentario, y de los que cada año, cuando llega el verano, ya no me puedo desprender.
Es una sensación curiosa, cuanto menos. Parece que el serio y formal bolso de piel que lucimos todo el año ya no pega con nuestros estilismos más ligeros. Y eso sobre todo nos ocurre a los que vivimos en la costa, donde el calor nos obliga a desterrar a los vaqueros y no despegarnos de los mini (o maxi) vestidos marineros, de florecitas, topitos...
También es cierto que aunque nuestro hábitat sea el que eligen muchos privilegiados para venir de vacaciones, nosotros no abandonamos nuestras respectivas tareas. Y aunque se avecinan unos meses de sol y playa, y más sol, y más playa, y piscina, y chiringuitos..., hemos de trabajar (bueno, eso sí que es un privilegio). Pero no por ello hemos de renunciar a lucir capazos de diferentes tamaños, formas, diseños, colores... Y es que, a pesar de su origen y usos iniciales, desde hace varias temporadas, este complemento viene pisando fuerte y sigue luchando por no ser un mero recipiente donde poner la toalla, las chanclas y el bronceador. Resulta sorprendente admirar las nuevas colecciones, a base de motivos pintados, adornos con diferentes telas y estampados, texturas cambiantes, aplicaciones... Pues bien, en lameretriz podéis encontrar una gran variedad de modelos para todos los gustos y ocasiones: bandoleras, capazos más grandes para ir de picnic u otros más formales para contextos más serios. Yo me he enamorado de varios de ellos, y éste es uno de mi selección. En blanco y negro (un básico en toda regla), print animal (me rindo a sus pies), y combinando su material tradicional con una lona súper suave y asas en negro. Éste concretamente lo podéis encontrar pinchando aquí: modelo Lanzarote .
Tiene su lógica, ¿no? La oficina la trasladamos a las terracitas, y los capazos sustituyen a los anodinos bolsos invernales. Y como os andaba diciendo, ¿quién me va a decir que éste no es un bolso para ir a trabajar? Para eso y otras muchas cosas. Es más, os prometo que os prepararé otro post con un look totalmente distinto. Confieso que cada vez que cambio de bolso olvido algo en el otro (a veces es una barra de labios, pero otras el móvil y las llaves, y ya no hace tanta gracia), así que al acabar de trabajar, puedo pasar por casa, cambiarme de modelito e irnos al chiringuito de turno a tomarnos unas cañitas, sin necesidad de pasarme cinco minutos traspasando todos mis enseres. Pero de momento, aquí os dejo unas imágenes urbanitas con un complemento que muchos consideraban rudimentario. Podríamos decir que los capazos tradicionales se han apoderado del asfalto.
¿Qué os ha parecido? ¿Os apuntáis a la moda del capazo? Mi amiga Olivia (Palermo), que sabe mucho de moda, es adicta a ellos (Olivia Palermo y su capazo), y Vogue ha dejado constancia.
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