Y para que veáis otro look diferente con el mismo capazo de leopardo (después del look de oficina con capazo y el outfit de sábado noche con capazo), pasamos de la ciudad y el club náutico a la arena. ¡Cómo echaba de menos pisar la arena de la playa! El primer día que vuelves a la playa, después del eterno invierno, provoca una sensación similar a la primera vez. Nos desprendemos de los abrigos, el punto y las botas, y nos presentamos en la playa como si hubiésemos estado el día anterior, a pesar de que los meses de frío pasan muy lentamente. Y es en este contexto en que un capazo siempre queda bien y resulta tremendamente práctico. Supongo que ya le habéis echado el ojo a alguno de los que tienen en www.lameretriz.com
Me acuerdo de cuando era pequeña y mi madre nos llevaba a mi hermana y a mí. Nos pasábamos una hora preguntando si ya nos podíamos bañar. Aquello de la digestión era nuestra pesadilla. Y cuando conseguíamos la aceptación, empezaba el monólogo de mi madre, a "grito pelao", acompañado de gestos y aspavientos, para que nos acercásemos a la orilla. ¡Para quedarse afónica! Ahora me pongo en su lugar cuando nos vamos con los tres enanos a la playa, y hemos de tener en cuenta que no se coma la arena el peque y que las otras dos no se nos escapen. La verdad es que de relajante, nada de nada. ¡Es realmente agotador... ! Así que escaparse de vez en cuando sin niños resulta todo un placer.
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