Es cierto eso de que hay que quererse todos los días y no esperar a hacerlo una vez al año. Es cierto que cada día debe ser especial y debemos poner cada uno de nuestra parte para contribuir a ello. Pero eso no quita que no aprovechemos todas las celebraciones que tienen un bonito trasfondo para decirnos: "te quiero" una vez más. Claro, que si lo hacemos en un entorno cuidado y romántico, mucho mejor. Así que aquí tenéis mi mesa de San Valentín. Una decoración con grandes dosis de rojo, tal y como evoca esta celebración, pero sin caer en lo cursi. Por este motivo huí del típico ramo de rosas (sin despreciarlas, ni muchísimo menos), para variar y para darle un aire más silvestre; corazones y demás en papel reciclado; y quizás lo más "dulce", tres metros de tul haciendo de camino de mesa y cayendo en cascada a ambos lados de ésta, adornado con velas y estrellitas doradas. Ésta es mi mesa de San Valentín. ¿Cómo es la vuestra?
Y siguiendo con la decoración, aquí podéis recordar mi mesa de Navidad.
¡Feliz día de San Valentín!
No hay comentarios:
Publicar un comentario