Camisa militar.

¿No tenéis alguna prenda de ésas que amortizas más que otras? Pues este LWD es una de las mías. Es ese tipo de adquisiciones con la que te sientes muy cómoda y para la que siempre encuentras una buena ocasión para lucirla. Sin embargo, tal vez ésta sea la última vez que llevo el vestido esta temporada. Parece que ahora sí va llegando el otoño. Pero quería darle una puesta más, aunque con una sobrecamisa militar, dado que ya se va notando el fresco en algunos momentos del día.

Culottes blancos.

Yo sigo flotando en mi nube de tejidos etéreos, sedosos, con caída y movimiento, con los culottes como máximos representantes. Si hace unos días os mostraba un par de look con culottes y pantalones fluidos,

hoy vuelvo a aquellos una vez más. El tiempo estival se va manteniendo, de momento, y esta prenda parece haber sido creada especialmente para esta época del año. No sé a vosotras, pero a mí ya me tienen enamorada. 

Pantalones fluidos.

Y si hablábamos de perneras anchas en el post referente a los culottes, seguimos con la estética de los pantalones fluidos, aunque un poco más largos, esta vez. El estampado de leopardo puede resultar agresivo en muchas ocasiones. No obstante, no es demasiado difícil crear el efecto contrario. Los tonos empolvados y los tejidos vaporosos constituyen los elementos indispensables para conseguir un look más soft. 

Bolso acolchado.

No hay nada como ser un genio, llevar a cabo una magnífica creación, vender miles de unidades, pasar a la historia y que te salgan imitadores de debajo de las piedras. Si el 2.55 de Chanel es uno de los bolsos más valorados y con más glamour del mundo de la moda, por algún fenómeno extraño, un bolso de calidad, buena materia prima y hecho con gusto, y con el clásico acolchado y cadena dorada, hereda, aunque sea en una millonésima parte, ese halo de elegancia del que goza el sempiterno Chanel. Al menos, eso es lo que me parece a mí. ¿Y a vosotras?

Tanto el top como el bolso ya los habíais visto en posts anteriores (aquí y aquí).

Culottes y satchel.

He de confesar que no estaba totalmente convencida de llegar a comprarme unos culottes, pero también diré que cada día me siento más cómoda con ellos. Me parecen femeninos y elegantes, a la vez que constituyen una pieza de tendencia, adecuada para seguir usándola en otoño. Si en otra ocasión me decanté por un look más formal con estos culottes,  para un domingo por la mañana opté por una camiseta básica y bolso tipo satchel. 

Bowling.

Llega el baile de grados en el termómetro. La temperatura sube y baja a lo largo del día de forma inesperada y, en ocasiones, exagerada. Así pues, hemos de buscar prendas con las que no pasemos frío de buena mañana y al anochecer, y con las que no nos asfixiemos al llegar el mediodía. Los vestidos cortos de manga larga o francesa resultan ideales para la época en que estamos porque son capaces de solucionarnos la papeleta. Éste es azul marino, con pequeños corazoncitos blancos y verdes; una monada. Lo compré en las últimas rebajas, hace ya unas semanas, en vistas a utilizarlo en estos últimos días de verano y en los primeros de otoño, con medias. 

Y si un bonito vestido de entretiempo nos puede sacar de más de un apuro, unas sandalias de tacón negras y un buen bolso, nos pueden acompañar toda la vida (sobre todo éste último). Así que os presento a mi nuevo acompañante, este bowling azul marino con borla (muy en boga esta temporada) que tiene un tamaño ideal, ya que aunque no se ve muy grande, es muy espacioso. 

Falda y camisa.

Todas sabemos que los vestidos constituyen la prenda más fácil a la hora de componer un look. No hay que combinar, no es necesario arriesgar, no has de pensar si ésta textura irá bien con aquella otra... Y aunque tal vez sea más complicado en cuanto a tallaje, corte o forma, si consigues un vestido que te siente como un guante, ya has triunfado. Pero mira tú por dónde, las mujeres somos así. No nos gusta lo fácil. Nos encanta alcanzar nuevos retos. Dice una frase, de ésas que van circulando por las redes sociales, que no es que el sexo femenino sea complicado; es simplemente algo difícil de explicar y que a veces se queda corto de calificativos. Nos resulta gracioso, e incluso nos vemos identificadas con estas frases irónicas (pero sólo si nos las decimos entre nosotras, y a nosotras mismas, ¿verdad?). Pues a lo que iba: que hoy toca aventurarse y elegir un outfit dos piezas, que sea, al mismo tiempo, clásico y diferente. Así ha quedado. ¿Cómo lo veis?

Vestido evasé.

Creo que me está enganchando esto de los vestidos evasé, amplios y con movimiento. Si ayer os mostraba este LWD, hoy me paso al negro, pero sin cambiar la forma ni el corte. Prefiero los collares cortos, aunque con este tipo de vestidos amplios estos más largos quedan muy bien, ya que coinciden en su carácter informal. La formalidad la podemos añadir con unas sandalias de tacón y un clutch con adorno joya, el cual aporta color al outfit.

LWD (enésima parte).

Y seguimos con colores claros. Hoy, blanco resplandeciente. Un LWD (little white dress) de corte "evasé". Este tipo de vestidos son los más parecido a ir en chándal. Ayer decía Paula Echevarría en El Hormiguero lo difícil que resulta estar relajada en la playa, cuando a cada movimiento oyes los flashes de las cámaras de los paparazzis. Bromeaba con aquello de estar metiendo tripita todo el rato hasta entrar en el mar y relajarse con el agua más arriba de la cintura. Me ha venido a la cabeza al subir las fotos de este look. Muchas veces vamos "encorsetadas" con ropa que ha de disimular con esfuerzo cada una de nuestras benditas "imperfecciones". Así que, para esos días que buscamos la comodidad, un vestido "evasé" es la mejor opción. Aún más si es de un tejido elástico, como éste.

Vestido rosa empolvado.

Días soleados y tonos empolvados. Los indicadores de que el verano sigue aún entre nosotros. Este vestido rosa palo es uno de mis preferidos de esta temporada que está a punto de acabar. Le van bien complementos de diferentes estilos y colores, y se puede llevar con (cinturón) o sin cinturón. 

Invitada de boda de noche.

Me invitan a una boda. ¿Qué me pongo? Primero: ¿Es de día o de noche? ¿Qué llevará la madrina? ¿Hay dress code? Mientras que de día podemos lucir sombreros o tocados, de noche está prohibido. Claro que teniendo en cuenta que el papel de éstos consiste en protegernos del sol, tiene su lógica, ¿verdad? Por otro lado, la madrina es una pieza importante en una boda. Las invitadas podrán llevar, de tarde-noche, vestido largo. Eso sí, si la madrina no ha decidido prescindir de él. Aclaradas estas notas, y considerando que las restricciones protocolarias varían según la importancia o el abolengo del evento, os muestro mi look de invitada de boda de noche. El mismo vestido que os enseñé en esta otra boda de día, aunque eliminando el tocado, y añadiendo clutch y bisutería en plata y brillos.

Kimono de flores.

Tiempo de blusas, tops vaporosos, materiales suaves y ligeros. Tiempo de cárdigan, de sobrecamisa o de kimono. De este último hablaremos hoy. Al principio, solemos ser reacias a todo lo nuevo (o casi siempre), aunque yo soy de las que acaba cediendo (si considero que me queda bien, por supuesto). Así que ya tengo varios en mi armario. Éste tiene unos colores preciosos. O al menos a mí me lo parecen. El kimono se puede llevar suelto, abierto, de manera más informal, o con un cinturón, como lo llevo yo en esta ocasión.

Vestido años sesenta.

El guiño a décadas pasadas viene siendo habitual en la moda. Los cincuenta y los sesenta son las que más nostalgia provocan últimamente. Así que mi particular homenaje lo hago a través de este vestido de aire sesentero que guardo con mucho cariño. Me lo regaló mi chico hace un tiempo para ir a cenar a un sitio muy especial. Y como el mundo no para de girar, y la inspiración sesentera goza de larga vida, aquí está. Con unos zapatos, clutch y maxi collar, lo actualizamos y le damos el toque diferente.

Top de flores.

Cuando empiezan a aparecer los jeans por aquí... es que el verano va llegando a su fin. ¡No quiero! Me aferraré a la idea de poder lucir las nuevas adquisiciones para sobrellevar la pena ;) Al menos de momento los podemos combinar con blusas de tirante fino, ligeros escotes en la espalda y vistosos estampados. Aquí va el look de hoy:

Jumpsuit.

¿Puede haber caído más agua junta? Esto ha sido el diluvio universal. Pero a días grises, ¡color a raudales! Como el de este mono corto con corte en la espalda, que es una de las últimas adquisiciones de este verano.

Vestido vaquero.

Sabemos que el denim es el tejido más extendido. En forma de pantalones, monos, faldas, pichis, camisas... Lavado, teñido, liso o estampado, el tejido vaquero triunfa allá por donde pase. Y una forma de lucir denim en verano es ésta: vestido vaquero de tirante fino, a lunares y cremallera de arriba a abajo. Femenino, sexy y cómodo.

Maxi falda.

Nada como los vestidos largos o las maxi faldas para agotar el verano. Y aunque confieso que los aborrecí después de que fuesen la prenda favorita durante todo mi embarazo..., de vez en cuando recurro a ellos. Esta falda tiene dos grandes cortes en los laterales que la hacen imposible de llevar en un día de viento. ¡Justo lo que me pasó!